La unión entre el proyecto R (delantera) y el Q (trasera) permitió crear unos triángulos cerrados en el punto de encuentro entre los largueros y el travesaño central: una solución que no solo incrementaba la rigidez de la zona central, sino que además permitía administrar por separado la torsión de los trenes delantero y trasero.
En el delantero era posible introducir la barra de rigidez, necesaria para modificar la configuración en función del agarre; en la parte trasera, en cambio, se podía instalar lo que se llamaba el “estabilizador de cuchillo”, una barra de sección plana que servía para incrementar aún más la rigidez y modificar el comportamiento del kart. Los tubos del CQ32, como su propio nombre indica, tienen todos un diámetro de 32 mm, con la excepción de los largueros delanteros, de 30 mm, que empiezan a la altura de las Cs de las manguetas y llegan hasta el travesaño central.
Es precisamente sobre estos tubos donde se sueldan (en aquella época de forma manual, al cuidado de operadores expertos) los largueros curvados que llegan hasta el tren trasero. El chasis llevaba montada, en el tren trasero, una pinza de freno nueva, llamada “C”, que tenía la peculiaridad de que la parte hidráulica estaba completamente separada de la parte mecánica. El cilindro hidráulico se colocó en el exterior de la pinza para que estuviera alejado de las fuentes de calor y la temperatura del aceite se mantuviera más baja, mejorando así las prestaciones de frenada incluso tras varias solicitaciones.