Mejorar un motor campeón del mundo no es para nada una tarea fácil. Tal vez por ello, cuando ha habido que presentar la evolución del RKZ (campeón del mundo de KZ y ganador de la Supercopa CIK-FIA KZ2 en 2018) han pensado en... redoblar, homologando los modelos RSZ y RTZ.
Lejos de querer provocar, la decisión de la casa de motores del
Grupo OTK ha sido sopesada cuidadosamente, y la diferencia entre ambos propulsores estriba casi únicamente en la
longitud de la
biela:
110 mm en el
RSZ,
115 mm en el
RTZ.
En general, una biela
larga proporciona mayor fluidez en los niveles
altos de revoluciones, mientras que al
acortarla queda asegurado un par motor más elevado en los
niveles bajos. Basándose en este concepto, con el Vortex RSZ se ha intentado
optimizar el propulsor para su uso en los circuitos con trazado
mixto, que suelen tener una longitud medio-corta y rectas breves; al contrario, el RTZ funciona mejor en los circuitos
rápidos.
Recordando lo revolucionario
que había sido el modelo RKZ respecto a los anteriores motores Vortex, en el caso del RSZ y del RTZ es más correcto hablar de
evolución. En los nuevos propulsores, de hecho, se
siguen manteniendo todos los planteamientos del RKZ, empezando por el
enfriamiento de los cárteres por medio del
aire exterior. El flujo de aire entre en la abertura situada en la parte delantera, bajo el
carburador, pasa al interior del cárter a través de un
conducto, para luego volver a subir dando vueltas alrededor del mecanismo
biela-manivela y del alojamiento de las
marchas.