Siguiendo con la caja de herramientas, es una buena idea dejar un pequeño espacio (bien pequeño, considerando el tamaño de los objetos) para llevarse algún trocito de lastre: pedacitos adhesivos de plomo que, pegados en la llanta, sirven para equilibrar la rueda. No hace falta mucho espacio a su lado para poner algunos tornillos antidestalonamiento de recambio: son esos pequeños tornillos que, introduciéndolos entre la llanta y el neumático, impiden que éste se salga (en lenguaje técnico, destalonar) de la llanta en sí.
Por último, es útil llevar de reserva alguna que otra válvula, pequeños accesorios que, precisamente como para las bicicletas, hacen que el aire no salga del neumático, aunque permiten su entrada en fase de inflado. Para montarlas, es necesaria una llave para válvulas: un instrumento que se puede encontrar fácilmente en la tienda de un revendedor, en las tiendas de recambio, yendo a un mecánico de neumáticos o, incluso, en los centros comerciales bien abastecidos.