Como ocurre con todas las piezas “de más”, la presencia del motor de arranque implica tener un componente adicional que puede perjudicar la eficiencia del kart y, por tanto, hay que tenerlo bajo control. El punto débil, causa de la mayor parte de los problemas, son las escobillas, sometidas a un desgaste particular al cabo de un número consistente de arranques. En general, la rotura tiene lugar en los filamentos de la escobilla, y no hay forma de preverla de manera exacta. Lo que se puede hacer es detectar cuándo el desgaste empieza a ser excesivo, prestando atención a algunas señales.
Por ejemplo, si la batería se descarga mucho más rápidamente, llegando incluso a reducir a la mitad su autonomía.