Muchos atribuyen la pérdida de rendimiento a haber pasado del caucho natural a la goma sintética. En realidad el caucho natural no ofrece agarre alguno, y se ha utilizado siempre únicamente para la carcasa o para los laterales de los neumáticos. Los polímeros de la banda de rodadura han sido siempre de tipo sintético con adición de aceites y resinas que han sustituido a los anteriores aceites aromáticos, prohibidos por ser cancerígenos.
Muchos piensan que el rendimiento de los neumáticos ha empeorado en los últimos años porque la Federación exige una duración mínima de 150 km (para neumáticos intermedios) y 250 km (para los neumáticos duros), frente a los anteriores neumáticos súper blandos en los que era de unos 30 km.
Paradójicamente, los neumáticos, actualmente, duran más porque los materiales son mucho mejores que los anteriores, y como dejan mucho menos residuo en la pista, se desgastan más.
¡Falso! A menudo es todo lo contrario. De hecho, el mayor agarre de los compuestos blandos sólo le permiten mantener velocidad más alta en las curvas y retrasar el punto de frenada. Parece trivial decirlo, pero la realidad es que los neumáticos no patinan, o en todo caso lo hacen limitadamente, y eso les protege del recalentamiento. El riesgo es mayor con neumáticos más duros, especialmente en los meses de verano o cuando las temperaturas del asfalto se acercan a los 45°C. En estos casos, la disminución del rendimiento de un neumático blando es mucho más limitada que la de un neumático duro.