Búsquedas frecuentes
Antes de comprar un kart destinado a un niño conviene saber cuál es tipo más adecuado según su edad: la conducción de un kart de categoría superior requiere más fuerza (ya que hay que manejar una mayor potencia y probablemente el agarre ofrecido por los neumáticos sea mayor), con el riesgo de que el joven piloto se canse rápidamente. En breve, ello dará lugar a una disminución de la atención y un aumento de las posibilidades de que se produzcan accidentes. Así pues, la edad es un parámetro fundamental para poder moverse en la oferta de productos dedicados a los más jóvenes. Por esto precisamente existen dos franjas de edad a las que se destinan dos tipos de kart diferentes para los más pequeños:
6-7 años: a esta franja de edad –la primera admitida por el reglamento en cuanto a niños (aunque es verdad que algunos padres han llegado a poner al volante de un kart a niños de hasta 4 y 5 años...)– está destinada la categoría Baby (nivel inicial), para la cual no se prevén competiciones sino solo eventos no competitivos en circuitos o vueltas libres en las jornadas de pista dedicadas a las pruebas.
8-12 años: a esta segunda franja de edad está destinada la primera categoría que abre las puertas de acceso a las competiciones: la MINI. Los karts MINI son, precisamente, los que deben ofrecer la posibilidad de ser adaptados a estaturas de todo tipo, ya que entre los 8 y los 12 años de edad los niños pueden pasar por procesos de desarrollo y crecimiento muy variados. De ahí que todos los fabricantes de chasis ofrezcan accesorios para instalar en el kart con el fin de que pueda ser adaptado a las distintas exigencias. Pero cuando el niño mide menos de 118 cm, hay que intervenir efectuando otras modificaciones que ayuden a lograr una posición de conducción óptima.
Nota del editor
118 cm es la altura mínima promedio identificada por la Organización Mundial de la Salud para un niño de ocho años.
Los primeros mandos en los que hay que intervenir para adaptar el habitáculo a pilotos con una talla XXS, son los pedales. De hecho, a grandes rasgos, con el kart ocurre lo contrario que con los coches de todos los días, en los que el soporte de pedales es fijo y lo que hay que acercar/alejar es el asiento. En el caso del kart, en cambio, desplazar el asiento supone desplazar también su centro de gravedad (como veremos en las siguientes diapositivas), por lo que –en la medida de lo posible– se evita tener que moverlo, optándo por acercar los mandos al asiento. Concretamente, la mejor solución para reducir de forma consistente la distancia entre el asiento y la posición estándar de fijación de los pedales es instalar un soporte para estos.
La fijación de este en el chasis por lo general se efectúa, a su vez, sobre el soporte inferior de la columna de dirección, además de emplear una abrazadera por el lado del pedal del freno (sobre el que el piloto ejerce más fuerza que sobre el del acelerador) cuya función es evitar que el soporte de pedales pueda torcerse o desalinearse en ningún momento. El soporte de pedales lleva integrado un soporte realzado para los pies, que de esta forma no estorban el movimiento normal de los brazos de la dirección. La posición de fijación hay que determinarla de forma que el niño alcance a pisar los pedales hasta el fondo sin la menor dificultad.