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¿Qué te duele después de haber corrido con el kart? Dolores (y cuidados) del kartista
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Hace algún tiempo, TKART hizo un sondeo a través de su sitio web en el que preguntaba a los kartistas qué parte del cuerpo les dolía más al cabo de un día en la pista. Ganaron los antebrazos (44% de los votos), cuyo agotamiento puede darse casi por sentado, teniendo en cuenta las fuertes solicitaciones vibratorias a las que se ven sometidos, al ser el kart un vehículo que carece de suspensiones. Pero el dato que le seguía justo después puso de manifiesto los problemas y molestias percibidos en la columna vertebral (37,3%), donde el raquis cervical por sí solo resultó ser una dolencia en el 14,6% de los pilotos, un dato que merece una atenta reflexión.
Observando lateralmente la imagen de un piloto mientras conduce un kart, se ve cómo la curva lordótica fisiológica del raquis cervical queda completamente invertida; el problema es que el raquis cervical no está separado de las demás partes de la columna, es más, está estrechamente ligado a ellas y todos los forcejeos se transmiten hasta el sacro gracias a las considerables conexiones que hay entre ligamentos, músculos y fascias. Incluso podríamos afirmar que el sistema “cuerpo humano” funciona por medio de varias fuerzas que actúan sobre él, tales como la tracción, la flexibilidad, la compresión y la torsión, influyendo en su movimiento y estabilidad a través del sistema miofascial. Al actúando sobre uno de los elementos, estas fuerzas se difunden por todo el sistema gracias a la presencia del tejido conectivo, que las distribuye siguiendo el principio de tensegridad.
El significado de esta palabra se puede traducir como “integridad de tensión”: los modelos mecánicos que reproducen este concepto se componen de elementos flexibles que reaccionan a las tracciones y elementos rígidos que reaccionan a las fuerzas de compresión, con el fin de que el conjunto proporcione estabilidad.
Este modelo tridimensional tiene la característica de poderse deformar y volver a la posición neutra original cualquiera que sea la fuerza ejercida sobre él, tanto de compresión como de tracción.
Es una representación de las células del cuerpo, y es la expresión más evidente de los tejidos conectivos, de los cuales el sistema miofascial es el más representativo. Gracias a esta característica, se pueden transmitir fuerzas, impactos y movimientos de manera uniforme sin crear daños estructurales, incluso recibiendo impactos considerables. Cuanto tomamos en consideración el aspecto biomecánico de la columna, tenemos que recordar que, a nivel fetal, esta presenta una gran cifosis única, y que solo más adelante se van formando, con las exigencias posturales, las curvas típicas de la postura de los bípedos.
Por otro lado, la columna vertebral vista en su conjunto sobre un plano frontal es rectilínea, aunque en algunos individuos pueden detectarse pequeñas curvaturas transversales, sin que estas supongan una patología.
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