¿LAS CARRERAS DE KART CON MOTORES DE SORTEO (SIN PREPARADORES) SON ALGO BUENO O MALO?

Ha despertado interés la decisión de Vortex, el fabricante de los motores ROK, de proponer durante la temporada de 2021 los motores de sorteo para la categoría de acceso a su campeonato de marca única, la MINI ROK.
Con la mente fría, nada más terminar el evento, no puedo sino constatar el gran éxito de este formato, que ha reunido a grandes rasgos un número de participantes similar al del año pasado (22), con señas de ir a más en vistas de la segunda cita. La excepcional igualdad de prestaciones de los motores ha puesto verdaderamente de relieve las capacidades reales de los pequeños pilotos, que en la carrera 2 han ido llegando prácticamente todos en un marco de 6 segundos (mantenido durante toda la competición y que habría podido ser incluso menor si un par de trompos no hubieran creado confusión en el grupo).
Una situación muy diferente comparada con la del año pasado, cuando, precisamente en la MINI ROK, se asistió varias veces a casos de pilotos que remontaban desde atrás a una velocidad verdaderamente escandolsa, con un arranque del motor que parecía salirse un poco de lo normal. Para entendernos: que yo recuerde, nadie ha sido sancionado o descalificado después de las verificaciones, lo que quiere decir que los motores siempre han estado todos en regla, pero cabe preguntarse cómo es posible que en un campeonato de marca única, en el que no hay prácticamente nada que ajustar excepto la carburación, se llegue a tales diferencias en las prestaciones, que claramente no pueden deberse solo a un suministro más pobre del surtidor o a la posición de la válvula de aguja. Yo, como padre de un niño que está empezando, no consigo entenderlo.
Escuchando la voz de los especialistas y de los participantes, me da la sensación de que en los últimos años se ha estado jugando como a “policías y ladrones”, con los preparadores que se las ingeniaban para escapar a las cadenas del reglamento técnico con salidas cada vez más sofisticadas, pero del todo lícitas, y encontrando nuevas escapatorias cada vez que los “pillaban”.
No hay que olvidar que esta forma de actuar nació junto con el automovilismo y tal vez forme precisamente parte de la esencia misma del automovilismo.