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TKART magazine Editorial | Mario Pazos: Argentina 1976
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MARIO PAZOS
UNA HISTORIA SOBRE KARTS Y... GALLINAS

TKART Staff
06 Febrero 2016

En 1976, muchos de nuestros lectores no habían nacido. Pero la gente ya iba tomando en serio los go-karts, a lo largo y ancho del mundo. Yo fui uno de ellos.

Ese año, el Campeonato Sudamericano se celebró en Río de Janeiro, en Brasil. Hablé de ello con mi amigo mecánico Juan (Sánchez, que años más tarde, se incorporó como ingeniero a Comer-Top Kart) y decidimos no perdérnoslo. Éramos jóvenes, con muchos sueños, y sin un céntimo a nuestro nombre. Hugo Scarlatto, que defendía su título de campeón argentino, nos debía un par de favores, así que le convencimos de que nos prestara su Mehari rojo: un cabriolet Citroën tipo jeep de 2 CV, con la carrocería de fibra de vidrio.

Antes de irnos, pasamos la mañana rodando el único motor que teníamos en un carril cerrado de autopista que era un lugar frecuentado por los kartistas.

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¡Y nos atrapó! Era un ZIP inglés, así que peregrinamos de preparador en preparador en Buenos Aires para encontrar el pistón correcto. Al final elegimos el "Turk", Salmun Feijo, el importador suizo Hutless.
Tras rectificarlo y hacer otro rodaje, cargamos nuestro kart totalmente equipado (cadena, engranaje, neumáticos - que era la norma en aquellos tiempos), el carburador cubierto con un trapo, nuestra caja de herramientas, dos caballetes de madera (en aquellos tiempos no existían los carros porta karts) y nos pusimos en marcha. ¡No teníamos recambios: ni un eje, que entonces medían 30 mm, no un juego de llantas, nada!
En Zárate, a 200 km de Buenos Aires, tomamos un ferry que cruza el Río de la Plata. Al otro lado, alrededor de Gualeguaychú, la autopista pasó a ser una sucia carretera que penetraba en la jungla de La Mesopotamia. Desde Buenos Aires a Río hay unos 3.000 km y tardamos 5 días a 80 kms/hora para llegar al circuito. Atravesamos Curuzù Cuatià, Santo Tomè, Foz de Iguazú, Londrina… y muchas otras ciudades que ni siguiera recuerdo. Los coches eran escasos. La mayor parte del tiempo circulamos por caminos donde los granjeros conducían sus vacas y niños descalzos regresaban del río con un gran pez rojo pinchado en una caña de bambú. Comíamos donde podíamos lo que podíamos, y dormíamos al borde de la carretera utilizando nuestros sacos de dormir como colchón con un calor pegajoso. Pasado Sao Paulo, la carretera polvorienta volvió a convertirse en autopista asfaltada. ¡No podíamos creérnoslo! El inconveniente era que el acondicionador del Mehari estaba bloqueado en calor y soplaba tórridas olas en nuestro rostro, Así que antes de abordar nuestro último tramo hacia Río, nos decidimos a atascarlo con una pelota de tenis.
Un día, conduciendo en medio de ninguna parte, empezó a oler a goma quemada. Como el Mehari era de fibra de vidrio y llevábamos varios depósitos de gasolina a bordo, los atornillamos fuera del coche, por miedo a una explosión. ¡Se trataba de nuestra maldita pelota de tenis!

Nacido en 1958 en Buenos Aires, entre 1976 y 1982 dirigió el equipo de karts de F. Renault. Seguidamente se trasladó a Europa y trabajó como periodista durante 8 años, antes de incorporarse a Comer. A principios de los años 90 regresó a la dirección de equipos en el Campeonato Mundial de Ciclismo y de la F3, para volver a los karts en el 06 con Top Kart. En el OTK Group desde 2010, actualmente es Director de Mercados Exteriores.

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Se detiene el viaje de Pazos
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