Definitivamente, el desencadenante de la puesta en marcha del proyecto New-Line Racing es la modificación reglamentaria (introducida por la CIK-FIA en diciembre de 2018) del artículo 2.14 (que regula los procedimientos de seguridad), letra Q, de las prescripciones generales del Reglamento Deportivo, que desde ese momento prescribía la prohibición absoluta de "arrancar, rodar, calentar o probar motores en el paddock y zonas reservadas...". Aunque esta novedad mejoró las condiciones de seguridad y de salud general en el paddock, también provocó varios problemas críticos en la correcta puesta a punto y utilización de los motores, especialmente durante los periodos más fríos del año. Desde entonces, de hecho, los mecánicos sólo pueden arrancar los motores en la parrilla previa, cuando los comisarios agitan la bandera verde, lo que obliga a los pilotos a entrar en pista con temperaturas del motor y del sistema de refrigeración inferiores a las óptimas, con un impacto negativo no desdeñable tanto en el rendimiento en las primeras vueltas como en la fiabilidad general de los motores. Para remediar estos problemas, se han puesto en marcha diversos expedientes, como, por ejemplo, calentar el agua del sistema de refrigeración mediante simples calentadores de agua e introducirla después en el radiador. Esta solución no es muy eficaz ya que, debido al efecto de disipación, la temperatura vuelve al nivel ambiente en pocos minutos con el radiador frío. En este contexto se materializó la intuición de Marco Malverti, propietario de New-Line Racing junto con Alberto Frigeri y Massimo Benedetti, quien tuvo la idea de diseñar cubreradiadores especiales para el radiador y el cilindro del motor del kart, con el fin de calentarlos y mantenerlos (junto con el agua del circuito de refrigeración) en el rango correcto de temperatura de funcionamiento. El proceso de producción abordado por New-Line vio la fabricación de un primer prototipo en la primavera de 2022, en el que se encontraron problemas relacionados con el tipo de material utilizado, el poliéster, que ardía cuando se activaba el sistema de calentamiento de la manta térmica. Esta cuestión crítica se resolvió gracias a la colaboración con una empresa especializada (que también cuenta con colaboraciones en la F1), lo que llevó a la creación de un segundo prototipo perfectamente operativo y, en poco tiempo, a la deliberación del producto final, listo para su comercialización.