El material más usado para fabricar los discos de freno es el arrabio, como se explica en detalle en el artículo “Los secretos del disco de freno”. Frente a sus excelentes características de dureza (un factor positivo durante la fase de frenado), el arrabio conlleva una baja resistencia en caso de choque. Efectivamente, cabe la posibilidad de astillar el disco solo con salirse de la pista o pasar sobre un bordillo. Para proteger el disco contra los choques, no hay más que instalar la corredera de protección del disco, formada por un soporte, que hay que fijar sobre el chasis, y una zapata de teflón. La corredera absorberá los choques, preservando el disco de posibles roturas.

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