En los años 90, el sector del karting vio cómo proliferaban no pocos chasis con diseños no convencionales: Parolin Revolution, Birel Torsion, Swiss Hutless Rondo… todos ellos son ejemplos de proyectos rompedores. No se puede sino incluir también en esta categoría el Pulsar, un modelo homologado en 1997 por Haase Kart. La peculiaridad de este último es bastante evidente: sus largueros, que arrancan en el tren delantero y llegan hasta las Cs de las manguetas cruzándose por delante del depósito.
Un diseño nunca visto, ni antes ni después, cuya fabricación no fue para nada fácil: “Para el primer ejemplar, tuvimos que desechar una cantidad enorme de tubos antes de lograr fabricar los largueros con las curvas correctas”, cuenta Massimiliano Piacentini, quien durante años fue el técnico de referencia de Haase y el encargado de desarrollar el proyecto. Puesto que tenía múltiples curvas próximas, si no se efectuaban los dobleces correctamente (lo cual podía ocurrir debido a las diferencias de elasticidad entre una y otra barra de tubo de las disponibles en el almacén), corregir la pieza era bastante trabajoso. Las dificultades hay que verlas también en el plano de la maquinaria entonces disponible, que era claramente menos tecnológica que la de hoy. Una dobladora de tubos de control numérico, con la que obtener piezas acabadas a partir del diseño 3D, habría facilitado las cosas seguramente.
Los tubos del chasis tienen un diámetro de 32 mm, excepto los dos tubos cortos que unen los largueros en la zona delantera, no incluidos en la homologación por ser de una longitud inferior a 250 mm y en los que, por este motivo, se experimentaron varios diámetros: 28, 30 y 32 mm, según el comportamiento que se deseaba obtener en la pista. El punto más interesante del bastidor, como hemos dicho, es el cruce de los largueros por delante del depósito. En concreto, el larguero izquierdo es el que pasa por debajo del derecho. A nivel de configuración de la actitud, al cambiar el orden de los tubos en el cruce, cambiaba también la respuesta del chasis: “La solución estándar funcionaba mejor en las curvas hacia la derecha –destaca Piacentini– mientras que la otra privilegiaba las curvas hacia la izquierda. Puesto que en aquel periodo la mayor parte de los circuitos se recorrían en sentido horario, se decidió fabricar de serie la versión con el larguero izquierdo por debajo”.