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A día de hoy, es difícil que las formas y las geometrías de los nuevos chasis deparen grandes sorpresas. Los principales fabricantes siguen modelos consolidados y se apartan poco, o nada, de las clásicas formas que, en la historia del karting, al final, han resultado ser de mayor rendimiento.
No se aparta de esta línea ni siquiera la empresa checa MS Kart, que para la nueva homologación de su Blue Phoenix sigue fiel al diseño ya utilizado en las versiones anteriores del chasis. El bastidor se compone de tubos de 30 mm de diámetro todos ellos y es apto sea para las clases monomarcha que para las de marchas.
Las geometrías del chasis apuestan por una batalla de 1045 mm y una anchura de las vías trasera y delantera (en referencia al bastidor) de 640 y 730 mm, respectivamente. Se ha previsto la presencia de una barra delantera extraíble colocada antes de las Cs de las manguetas, y una barra trasera amovible. La zona de paso entre el juego delantero y trasero presenta la geometría de los tubos de doble curvatura, más clásica (respecto a la sola curvatura en V, menos frecuente).
La mayor parte de la labor de desarrollo se ha centrado en las características de los tubos del chasis, llevando a cabo muchos tests para probar diferentes tipos de tubos, de varios materiales, tanto a nivel de dureza como de elasticidad.
Dos características fundamentales y para nada asimilables: un tubo de acero, de hecho, puede ser muy duro de doblar (rigidez) y, si no se lo arquea demasiado, puede volver a la posición inicial con mayor o menor rapidez (elasticidad). Tanto la rigidez como la elasticidad determinan sensiblemente el comportamiento del chasis y, en consecuencia, la configuración y las prestaciones.
No sólo: la calidad del acero utilizado determina también la constancia en el rendimiento, ya sea en una sola carrera, que a largo plazo, en el tiempo.