El coeficiente de fricción (la fuerza aplicada en el disco y los materiales de acoplamiento disco-pastillas) varía en función de la velocidad de deslizamiento y disminuye según se vaya aplicando la presión. El calor y la fricción someten el sistema a esfuerzo y llevan al desgaste tanto de las pastillas como del disco mismo, llegando incluso a causar, a veces, deformaciones permanentes en las dos piezas. Para evitar inconvenientes, es indispensable el mantenimiento. Empezando por comprobar que disco esté recto, lo cual se lleva a cabo colocando un comparador en las bandas de frenado: haciendo girar el disco, la oscilación debe ser menor de 0,1 mm, de otra forma, hay que sustituirlo (se desaconseja la rectificación en cuanto que se corre el riesgo de reducir demasiado el espesor, cuya valor mínimo suele estar indicado en el disco).
Para contrarrestrar estos esfuerzos, al diseñar el disco y las pastillas hay que poner una atención especial en las geometrías, los espesores y los materiales. Por lo que se refiere a estos últimos, el más utilizado para la realización de los discos es la fundición (gris modular o esferoidal, con una dureza en torno a los 250 HB; o bien blanca, mucho más dura, pero frágil). En determinados casos, se puede recurrir también a fundiciones especiales, por ejemplo la esferoidal de tipo “GJS600”, cuya resistencia mecánica a la tracción es típica del acero (unos 600 N/mm2). Otro material indicado para los discos de kart es el acero inox de la familia “AISI 400”, que puede ser temperado para alcanzar una dureza de unos 50 HRC. El acero inox combina bien con las pastillas sinterizadas (las de cobre, etc.), mientras que para la fundición son más indicadas las pastillas de material orgánico (tradicionales, de color negro).