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TKART magazine Una vez en la vida | En kart durante 24 horas y 1700 km. El disparatado récord de Lloyd de Boltz-Miller
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EN KART DURANTE 24 HORAS Y 1700 KM. EL DISPARATADO RÉCORD DE LLOYD DE BOLTZ-MILLER

TKART Staff
15 Octubre 2018
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Correr en solitario durante 24 horas, yendo al máximo para recorrer más de 1700 km en kart y hacer historia. ¿Es posible? La respuesta de Lloyd de Boltz-Miller es sí. Y lo ha puesto en práctica.
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Un récord no es fruto de la casualidad. Mucho menos si es tan disparatado como correr en solitario durante 24 horas con un go-kart. Lloyd de Boltz-Miller lo sabe bien, vista la tenacidad y los años que han hecho falta para alcanzar sus “aspiraciones”. Ya en 2009, una buena preparación y una voluntad de hierro habían llevado al piloto inglés a conquistar el récord europeo y, en el 2010, el mundial. Lástima que, al año siguiente, a otro kartista sin escrúpulos, el americano Trey Shannon, se le ocurrió emular aquella hazaña y superarla “robándole” el récord. De ahí la decisión de hacerse de nuevo con él. A lo mejor subiendo el listón hasta el punto de desanimar futuros, nuevos, intentos.

Basta con el suspense, digamos enseguida cómo acabó: 1081 millas (1740 km)) recorridas en 23 horas y 22 minutos: ¡un nuevo récord Guinness mundial! Un resultado increíble, fruto de una larga preparación y de una planificación en que nada se dejó al azar.

Hicieron falta 2 años para estar listos en el día D (5 de octubre de 2013), implicando a socios excelsos, como CRG (que proporcionó el kart), IAME (el motor) y el programa de desarrollo de pilotos del equipo Strakka Racing (campeón de 2013 en Le Mans), para la asistencia técnica, la preparación y la estrategia. Como escenario, el prestigioso trazado del PFI Circuit, de Brandon. Además, una causa benéfica que sostener: la Cancer Research UK, una organización a la que Lloyd se siente muy ligado. Los dos años sirvieron también para obviar algún que otro inconveniente ocurrido mientras tanto.
Lloyd de Boltz-Miller nació en Norfolk, UK, en el 85. Piloto profesional, es “freelance consultant for the Motorsport and Automotive Sectors”
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El morro del CRG de Lloyd está dedicado al Cancer Research Uk, el ente de investigación sobre el cáncer al que se destinaron los fondos recaudados
La dirección del PFI aplaza la salida en más de 2 horas. La hazaña comienza de noche
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Lloyd recibe los últimos masajes antes de la salida
La música de Bob Marley, para relajarse un poco antes de la salida
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Lo cuenta Lloyd: “Hicieron falta 2 años porque me hice polvo tres veces: primero me rompí el hombro esquiando, luego me despachurré una mano en el gimnasio (con una pesa) y 2 meses antes del récord tuve un accidente de coche. Al margen de la fisioterapia para recuperarme, estuvimos en un campamento de entrenamiento intensivo en Tailandia para acondicionar el cuerpo a las temperaturas elevadas: 3 sesiones al día (piscina y correr) durante 15 días ¡a 40°C! Luego, con Strakka Performance, entrenamos durante meses en las instalaciones de atletismo de la Universidad de Oxford.
Las últimas semanas hicimos unas jornadas de pruebas para poner a punto la estrategia de la carrera y el material”.
El día antes del evento se repasaba la estrategia: el objetivo era “hacer trizas” el récord de su amigo Trey (845 millas), apuntando a las 1000. Pero la aparición de un tal Howard Kayman, que reivindicaba un récord de 1054 millas (1696 km) en 2012, lo complicó todo. Los del Guinness no respondían al teléfono. Se decidió, para evitar malentendidos, que prevaleciera el récord extraoficial. Lo que elevó el listón poniendo las cosas más difíciles: 34 segundos para completar cada vuelta (se corría en el trazado breve del PFI, en sentido antihorario) y paradas en boxes de no más de 4 minutos. La mejor vuelta de Lloyd en las pruebas era de 30 segundos netos: lo que significaba “¡hacer toda la carrera volando!”.
El 5 de octubre, a las 17:00, Lloyd estaba listo para salir. Pero la dirección del PFI aplazó la salida un par de horas. El piloto tuvo que sustituir la adrenalina con la calma, pero, a las 19.30, se dio comienzo al reto por fin. El circuito era algo mágico al atardecer, y quizás esa magia generaba interferencias, porque la comunicación por radio se estropeó enseguida. Así que hubo que comunicar por fuerza a la vieja usanza: gestos y carteles. Ya en la 4ª vuelta tuvo lugar el primer inconveniente: el soporte del agua se rompe y el kart sale resbalando en la última curva (la primera del trazado, sólo que Lloyd estaba corriendo en sentido contrario). Poco importa, porque el kart CRG se agarra a la perfección, incluso con temperaturas bajas, y las ruedas (Kenda Komet) aguantan dos vueltas (las cambian en paradas alternadas). El motor IAME, además, está impecable.
Últimas comprobaciones en el box antes de la salida
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El punto de inflexión de la monumental hazaña llega con el alba: Lloyd lleva en la pista unas 12 horas
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