El motorsport es bastante popular en América, sobretodo porque, después de volver de la Segunda guerra Mundial, muchos soldados se dedican a este deporte. Y lo hacen, principalmente, con sus coches Ingleses (Austin-Healey-MG y Triumph). Pero las competiciones se vuelven rápidamente muy costosas y entonces Ingels empieza a preguntarse: “como puedo crear algo de accesible para todas las personas que quieren probar la excitación de conducir velozmente? La suerte lo ayuda: la empresa McCulloch esta botando mas de 10.000 motores de cortadora de césped West Bend, a este punto ya obsoletos a causa de un problema técnico. Ingels aprovecha la oportunidad: obtiene uno y lo utiliza para crear el primer go-kart de la historia que el mismo conduce en un playón de estacionamiento cerca de su ciudad natal. Cuando lo usa nunca falta publico y será por la novedad o por el aspecto insólito del vehículo, que se corre la voz. Es así que otros amantes de la velocidad inician a construir sus propios karts siguiendo la idea de Ingels. Y también nacen las primeras pistas. Ahí están todos los ingredientes para dar vida a lo que nosotros hoy llamamos karting. Pero Ingels no se detiene a aquel primer ejemplar y funda la Caretta, una verdadera fábrica que produce kart y que se convierte en protagonista de los primeros años de esta disciplina del motorsport, aun no consiguiendo ganar algún campeonato del mundo u otro titulo internacional importante. Pero prescindiendo del suceso deportivo y comercial de Caretta, una cosa es cierta: el karting ha nacido y se vuelve popular en USA, después de haber escrito las primeras paginas de una historia así de importante. Todo con un poco de suerte, porque sin aquel problema técnico de aquellos 10.000 motores McCulloch, hoy tal vez no estaríamos aquí escribiendo de este deporte.