Se ha convertido en un vicio notorio y extendido entre los veinte que manejan un F1 de profesión: cuando un GP pasa por el norte de Italia, una etapa en Lonato, en la provincia de Brescia –concretamente en el circuito South Garda Karting– hay que hacerla. Para recordar lo que se siente al conducir un kart. Algo de 10 años atrás o más, que dispone del 6 % de la potencia a la que están acostumbrados, y sin embargo los pilotos de F1 sienten la necesidad de hacer un viaje en el tiempo para volver a tener entre las manos el volante de uno de estos objetos, en cuanto tienen la ocasión. Esta vez es el turno de un español que ahora –desde 2021– conduce bajo el conocido Cavallino Rampante de Ferrari. Carlos Sainz Jr.
El martes 13 de abril de 2021, a la carpa de Tony Kart, antes de Carlos llegan solo el personal del equipo de carreras y el gerente de la empresa que fabrica los Tony Kart (OTK Kart Group), Roberto Robazzi. Carlos aparece antes de las 9:00, luego llegamos nosotros, los de TKART (que en estas ocasiones de alguna forma logramos introducirnos siempre, con la satisfacción de dos quinceañeros que se cuelan en el concierto de su cantante preferido sin pagar) y buena parte de la escuela de pilotos de Ferrari, la FDA: Robert Shwartzman, Arthur Leclerc y Maya Weug. Carlos lleva ya puesto un mono neutro, rojo, de Puma, sin patrocinador, ni tan siquiera un escudo bordado de Ferrari. Lo primero que hay que plantearse es el tema del chaleco protector, y la persona apropiada para echarle un cable en ese asunto está ya ahí: Andrea Begnozzi, de Bengio HST. Le pasa un Bengio Bumper, en lugar del chaleco que Carlos se había procurado la noche anterior en Maranello gracias a los pilotos de la FDA, que tenían uno de sobra para prestarle.