El 4 veces campeón de F1, piloto de Ferrari, vuelve a la pista al volante de un Tony Kart Racer 401 con motor Vortex DDS. Demostrando que aún es un piloto de kart a todos los efectos
Si Sebastian Vettel no fuera un piloto de F1, sería un kartista. Nada de competiciones americanas o DTM o Le Mans, sino kart. Y ya está. Estamos seguros de ello y tuvimos la prueba un día, tiempo atrás, en Lonato (el nuevo trazado).
Porque se confunde en medio de los kartistas. Ya sea porque el mono OMP del equipo de carreras de Tony Kart que lleva es idéntico al de los demás integrantes, ya sea por su cara de muchachito (si bien es ya padre de dos niñas), se le pierde de vista. No lo vimos en el momento en que llega y ocupa su lugar al fondo de la tienda (abarrotada de pilotos y karts) y empieza a trabajar en su Tony Kart Racer 401.
Luego alguien más espabilado que nosotros empieza a merodear fuera de la puerta de la carpa, cerca de su puesto, y sólo entonces nos damos cuenta de que estan haciendo cola no por un vaso de agua, sino por un autógrafo o una foto con el chico de los cuatro mundiales de F1. Y él, Sebastian, no se echa atrás jamás cuando se trata de concederse para una foto con el kartista de turno. Dentro de la carpa, sin embargo, distracciones ni una y mucho trabajo. Le echa mano al carburador, toca los tornillos, pide información a Lorez Aebi (de la empresa de carburadores Ibea), habla con Roberto Robazzi (gerente de la OTK Kart Group) que como respuesta le trae datos y números de la telemetría: en suma, parece que está ahí preparándose para la Winter Cup.