Si bien los
tubos no dejan de ser un ingrediente fundamental del chasis de un kart, otro elemento decisivo es la
geometría del bastidor. En este sentido puede ser interesante comparar el
Invader con el
Le Mans,
otro modelo de la casa Parolin ya analizado por TKART anteriormente .
Mirando los
planos del diseño del chasis Invader, se nota cómo los
largueros están inclinados hacia el interior del kart a la altura del
depósito: una decisión encaminada a desplazar el
punto de torcedura hacia el
tren delantero del kart. Esta configuración, desde el punto de vista práctico, da lugar a una mayor
inserción del chasis
en curva, un factor especialmente importante en las categorías
de marchas, en las que el
estilo de conducción requiere que el vehículo entre en la curva con agresividad, aunque sea en perjuicio de la
fluidez.
Por lo que respecta al juego trasero, hay que destacar la posición del
travesaño, más retrasada respecto al Le Mans, para proporcionar al chasis un
mayor agarre y
tracción en la salida de curva.
Asimismo hay que señalar las
elevadas estructuras portarrodamientos: una decisión encaminada también a facilitar el manejo en las clases
KZ, aumentando el agarre lateral.
En cambio, el pequeño tubo de menor diámetro que se halla en la zona de sujeción del
propulsor, y que
conecta los dos tubos principales de 32 mm, tiene por finalidad incrementar la
rigidez. Su presencia asegura una
robusteza añadida para alojar el motor KZ, más
pesado y de mayor
rendimiento, si se lo compara con un monomarcha.