Era el 2004 cuando Tony Kart, la marca insignia de OTK Kart Group, lanzó al mercado el modelo Racer. Probablemente ni siquiera el propietario y fundador de la empresa, Roberto Robazzi, imaginaba en aquel momento que el Racer se convertiría para Tony Kart en lo que, en ámbito automovilístico, representa el modelo 911 para Porsche. Pero así es, porque con el Racer comienza un desarrollo continuo -a través de varias versiones durante las distintas homologaciones que se suceden- que lleva a la conquista de 9 títulos mundiales, 3 de ellos en los dos últimos años (en la categoría OK en 2020 y 2021, en la categoría KZ en 2021). El Racer se convirtió así en un verdadero punto de referencia no sólo en la gama Tony Kart, sino en todo el panorama del karting, donde logró imponerse gracias a la filosofía que está a la base de cada producto realizado: "Designed, Engineered, Manufactured 100% made in OTK". Con el Racer se introdujeron por primera vez los conceptos de automatización y estandarización de la producción combinados con niveles y métodos de control de calidad nunca vistos en el sector del karting.

Para decir la verdad, OTK Kart Group comenzó en 1997 a seguir el camino de la automatización de la producción, mucho antes del nacimiento de Racer, cuando introdujo la soldadura robotizada de los chasis. Además de este enfoque de producción, se creó un departamento dedicado al control de calidad (enfocado no sólo en el producto final, sino también en todos los componentes de las distintas fases de producción, desde su estado en bruto) y se introdujo en la empresa un centro de investigación y desarrollo.