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Es 27 de septiembre de 2015 y, en un caluroso domingo que recuerda al verano que acaba de terminar, el kartódromo de La Conca acoge el evento más esperado de la temporada en lo que a categorías Direct Drive se refiere: el Campeonato del Mundo CIK-FIA. La final de la KFJ (la categoría Junior de 125 cc, posteriormente sustituida por la actual OKJ) ve a un joven estadounidense del equipo Ricky Flynn Motorsport en la pole position. Se llama Logan Sargeant y todas las miradas están puestas en él: "Estaba sin duda entre los cinco favoritos a la victoria, incluso antes de llegar a la carrera", afirma Ricky Flynn, su jefe de equipo en aquel momento. "Dos semanas antes de ese evento, junto con nuestro preparador de motores danés One Engines, habíamos llevado a cabo un test de tres días para prepararnos de la mejor manera posible y darle a él, así como a todos nuestros otros pilotos, un paquete excelente". Logan, sin embargo, no era diferente: se había preparado bien desde el punto de vista físico y también estaba en muy buenas condiciones mentales, precisamente porque sabía que tenía en sus manos un paquete que podía permitirle competir en lo más alto. Sergeant muestra un talento especial para la pista italiana: "Aquel año Logan", dice Flynn, "había sido rápido en todas partes, pero en esa pista fue capaz de ofrecer actuaciones increíbles, desde su debut allí en la categoría MINI. Esto, unido a su excepcional estado de forma, le permitió afrontar aquel campeonato del mundo con gran conocimiento de causa". Así que el adolescente clase 2000 en Muro Leccese (la localidad italiana donde se encuentra el circuito) se mostró incisivo de inmediato.