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Yo no hacía más que pedirle que me dejara probar. Al final, tal vez con la intención de que se me pasaran las ganas, me dejó montar cuando tenía 7 años. Me acuerdo que con solo pisar a medias el acelerador la cabeza se me iba para atrás en la recta. Pero aquello no hizo sino que me entusiasmara aún más si cabe”. Fue así que su padre se vio obligado a capitular, comprando un Lupetto de Kalì Kart con un motor de 60 cc, apto para un niño de 8 años. “Corría como loco, y no tardé en acostumbrarme también al 135. Pero para mi primera carrera tuve que esperar a los 12 años. Tal vez no tuve una gran carrera en el karting también por eso”.
Fue Papis, el piloto del que se ocupaba su padre, quien orientó a Matteo hacia el equipo de Diego Mombelli: “Yo conducía un kart de 100 cc Junior PCR-PCR y participaba sobre todo en carreras regionales. La primera fue en Viverone: quedé segundo en la clasificación y en la carrera tuve que aflojar yendo en cabeza para que pasara mi compañero, que luchaba por el campeonato. A partir de entonces, fui corriendo cada vez más carreras y probamos también con el campeonato italiano, pero no estábamos lo bastante equipados. Tal vez mi error fue no haber ido a un equipo oficial, que era la única vía para ser competitivos a ese nivel. Lo más que conseguí fue ser semioficial para Gold, un equipo joven que acababa de nacer”. ¿Algún pesar? “A toro pasado, probablemente me habría servido correr con el kart a niveles altos. Que quede claro, estoy muy satisfecho con lo que he hecho. Conseguir hacer de tu pasión un trabajo es, en todo caso, un gran logro, pero pienso que habría podido lograr más victorias de no haber sido por mi impetuosidad en los primeros años al volante: competir más con el kart me habría ayudado a lograrlo mucho antes”.
Nacido en Milán en 1978, corrió con el kart y fue piloto de pruebas del Minardi Fórmula 1. Pero su carrera está ligada a sus éxitos en las clases de GT. Hoy es uno de los comentaristas de carreras de Fórmula 1 para Sky Sport.