Las prestaciones de los motores 2T de competición, como los de kart, están estrechamente ligadas a las temperaturas de funcionamiento. Estas últimas están reguladas en gran parte por el circuito del agua, cuya conformación resulta decisiva para enfriar en mayor medida las zonas más calientes, como, por ejemplo, la lumbrera y el tubo de escape del cilindro. En realidad, enfriar todo lo posible no es suficiente: hay que hacerlo en el modo correcto, de forma que las temperaturas de funcionamiento del motor obtenidas sean ideales tanto para las prestaciones como para la fiabilidad. Temperaturas demasiado elevadas, de hecho, pueden determinar detonaciones en la cámara de combustión, con la consiguiente pérdida de prestaciones o, en los peores casos, el gripado. De la misma manera, las temperaturas demasiado bajas también conllevan disminuciones de la prestación, en este caso debidas a las variaciones del fenómeno de vaporización de la mezcla.