Lo asombroso de este ejemplar, más que cualquier otra cosa, es el estado en el que se encuentra: excelente. Con 34 años a sus espaldas está prácticamente perfecto y con su equipamiento original, que varía solo por muy pocos elementos. Estas diferencias se deben a la dificultad para localizar algunos componentes/repuestos, utilizados o sustituidos según se iba necesitando –con el paso de los años– durante las conmemoraciones en las que participaba como kart de época inscrito en la federación ASI (Automotoclub Storico Italiano). Por ejemplo, en las fotos veis el kart con el soporte del número, un elemento que no se utilizaba en 1987. Además, se han cambiado el silenciador (el original lo habían sacado de un tubo de escape de un Ford Transit), el volante (de todos modos sustituido por uno de la misma época), los neumáticos (en línea con las homologaciones actuales) y el radiador (sin pintar y más grande que el original). El segundo aspecto sorprendente es... ¡que le faltan piezas! Así es: comparado con los karts tal y como los conocemos hoy día, carece de varios elementos. ¿Los carenados laterales? ¡No estaban previstos! ¿El alerón delantero o la protección trasera? Nada de nada. Elementos hoy imprescindibles, teniendo en cuenta los grandes avances que se han hecho en aerodinámica y seguridad, pero que por entonces ni siquiera se les pasaban por la cabeza a los fabricantes. En el marco de las muchas limitaciones tecnológicas de la época, lo que contaba era probablemente una sola cosa: el rendimiento. Destacan un centro de gravedad muy bajo y la ausencia total de protecciones alrededor del piloto, cuyos pies prácticamente sobresalían de la silueta del vehículo. En lugar de los carenados laterales, vemos un tubo moldeado que se engancha al chasis oblicuamente, una especie de blanda protección, por una parte, para el carburador (¡el cual carece de filtro, como no podía ser de otra manera!) por la cara exterior del motor y, por otra, para el radiador.