Una vez cada tanto, vale la pena volver un poco atrás en el tiempo. Más aún si el pasado.... mira al futuro. Y más todavía si quienes miran el porvenir son dos protagonistas como Sebastian Vettel, piloto que, seguramente, no necesita presentación, y el fabricante Tony Kart.
Estamos en 2010, Vettel conduce el Red Bull F1 y aún no ha ganado un título mundial. Tony Kart... ya es Tony Kart, y en el clima de excitación que en esos años gira en torno a cambios importantes, no plenamente convencido de la solución propuesta de los motores KF (introducidos desde hace aprox. 3 años, pero destinados a lo largo a ser suplantado por el viraje de los motores OK), lleva a la pista un kart nunca visto. Un prototipo creado como única copia por el solo placer de comprender hasta dónde puede llegar la palabra “límite”.
El análisis de esa experiencia en la actualidad la revela como visionaria, ya que se han aplicado diversas soluciones que, con diferencias más o menos marcadas, según los casos, resultan ahora al orden del día. En ese entonces (aunque se hable de hace aprox. 10 años), no. En ese entonces ese vehículo era una mezcla entre sugerencia tácita de un camino por seguir y máximo deseo de probar algo diferente: un kart más ligero y, sobre todo, más potente.
Fue Sebastian Vettel, piloto entre los más destacados del mundo, quien probó por primera vez el kart de look retro, pero de alma futurista. El piloto comenzó su carrera con el kart y del kart sigue siendo un gran enamorado.
Como se ha dicho, observando el kart, la primera sensación es una vuelta al pasado, sobre todo por la falta de carenado.
Sería suficiente esto para que no obtuviera la homologación, pero, de todos modos, no se trata de un vehículo destinado al público, es la excepción a la regla, seguirá limitado a quienes se encuentran en Lonato para la ocasión. También faltan los frenos delanteros, como solía ser hasta 2005 y como volvió a ser en 2016 con los motores OK. Sin embargo, en 2007 una decisión muy clara, resultado del hecho de que los frenos delanteros pesan demasiado y el objetivo es aligerar al máximo el vehículo. En cambio, son completamente “modernos” el bastidor Racer EVR KF, el eje de 50 mm y el radiador.
Pero es el motor el que más sorprende y aspira a escenarios inéditos (para la época): la cilindrada es la del KF (luego OK) 125 cc, pero muchas soluciones miran al pasado de ICA. Explica Roberto Robazzi, número uno de Tony Kart: “El grupo térmico, que es la parte superior del propulsor Vortex, es el del KF, que incluye la válvula de escape”, accesorio que no estaba presente en los motores de kart antes de la aparición de los KF (y se mantuvo también en los motores OK, aunque ya no sea una versión libre sino un único tipo igual para todos), y que ofrece diferentes ventajas en la regulación de los flujos de escape para que el kart responda a las aceleraciones del piloto, incluso en los regímenes bajos. Por otro lado, la parte inferior del motor se inspira en los motores ICA. Falta el embrague y, para salir, es necesario impulsar kart, ya que las ruedas son las que funcionan de motor de arranque. Por consiguiente, falta el arranque eléctrico y, naturalmente, la batería que arranque el motor. Tampoco está el eje de compensación que evita las vibraciones. “El carburador es de mariposa 30 mm – añade Robazzi.