Los aficionados de kart seguro que se acuerdan de él, puesto que hace menos de 10 años ganaba la Copa del Mundo CIK-FIA en KF3 (hoy OKJ) por delante de Max Verstappen. El “gran público” se prepara para conocerlo mejor durante la temporada de 2019, cuando Verstappen volverá a ser para él un adversario habitual, aunque esta vez en los circuitos de F1.
Estamos hablando de Alexander Albon, el piloto inglés (de nacimiento y formación, aunque de nacionalidad tailandesa) elegido por Toro Rosso, junto a Danill Kvjat, para correr en el mundial de Fórmula 1 de 2019: un sueño, hecho realidad, que todos los niños tienen desde el momento en que empiezan a echarle mano a un volante. Dicho sueño, para Albon, comenzó corriendo con el kart en 2006, se alimentó durante la mencionada Copa del Mundo de 2010, y creció con los años, mientras corría en la distintas categorías de monoplazas, desde la Fórmula Renault a la GP3, siempre con resultados excelentes, hasta dar sus frutos con la llamada de Toro Rosso. Un nuevo comienzo, pero también un círculo que se cierra, si bien es verdad que, habiendo llegado a lo más alto de la pirámide del automovilismo, el primer vehículo al que Albon se ha vuelto a subir ha sido el que dio comienzo a todo esto: el kart.
De hecho, como muchas veces ocurre, tampoco para Albon el karting se queda en una simple aventura del pasado, sino que continua siendo una gran pasión después y, sobre todo, el vehículo ideal con el que entrenarse, especialmente durante la temporada de invierno, cuando la actividad de las carreras se suspende. El kart pone a prueba el físico, la mente y la capacidad de analizar las reacciones del vehículo y de transmitir las propias sensaciones a los técnicos, para dar con la mejor configuración posible.