Ambiente abierto
La manera más fácil es instalar el banco de pruebas en un entorno "abierto", es decir, no en una "sala" dedicada exclusivamente al instrumento, sino en un espacio compartido con otras máquinas en una sala. A veces, incluso se ven bancos de pruebas instalados en carritos que pueden desplazarse a voluntad, incluso ser transportados a la pista durante los eventos.
Esta primera opción de instalación en un "entorno abierto" permite, sin duda, reducir sustancialmente los gastos y dar espacio a todo tipo de pruebas. Sin embargo, tiene una gran limitación: cuanto menos controlable sea el entorno, más poco fiables serán los resultados de las pruebas.
Sabemos que el banco de pruebas se utiliza para medir el rendimiento de un motor. A menudo es necesario evaluar el motor en términos absolutos (por ejemplo, su potencia máxima) para compararlo con otros motores ya probados. O, en otras ocasiones, hay que realizar una prueba en el mismo motor, pero con dos configuraciones diferentes o dos componentes distintos (por ejemplo, el pistón A y el pistón B), para ver cuál es mejor. En ambos casos, las diferencias entre una prueba y otra suelen ser muy pequeñas: es difícil -si no imposible-, por ejemplo, que un pistón "evolucionado" pueda aportar mejoras del orden de unos pocos caballos de potencia en comparación con uno "estándar". Por lo tanto, es importante que las dos pruebas se realicen en condiciones esencialmente idénticas, para poder apreciar las verdaderas y pequeñas mejoras (o empeoramientos) que conlleva la modificación. Sin embargo, si el banco está instalado en un entorno abierto, será difícil -si no imposible- realizar las dos pruebas en condiciones idénticas. Absurdamente, puede ocurrir que la prueba con el pistón "estándar" registre un mejor rendimiento del motor que la prueba con el pistón "evolucionado" sólo porque durante la prueba del primero las temperaturas fueron más favorables, cuando, en cambio, en idénticas condiciones, el pistón "evolucionado" habría conseguido ser mejor que el otro.
Además, una instalación en un entorno abierto dificulta las pruebas durante las estaciones más calurosas: en verano, las temperaturas de funcionamiento se elevan rápidamente con las consecuencias que ello conlleva (pérdida de potencia, variación de los parámetros y de la puesta en marcha...), lo que a veces hace que se interrumpan las pruebas o que se necesiten costosos sistemas de refrigeración sobredimensionados.